El futuro del respaldo a los seguros se encuentra en la colaboración entre los humanos y la IA, no en la competencia.
Por Shareen Minor | 16 de septiembre del 2025
Para los profesionales de seguros, desde los ajustadores de reclamaciones hasta los gestores de riesgos, los corredores y los asesores legales, la integración de la inteligencia artificial (IA) no es un futuro distante, sino que está sucediendo ahora y su misión es importante.
A medida que la IA continúa transformando el panorama legal y de los seguros, se destaca una verdad: la conversación no debe enfocarse en si la IA reemplazará trabajos sino en la manera que los profesionales pueden evolucionar junto a ella. Especialmente en el sector de los seguros de propiedades y accidentes (P&C, por sus siglas en inglés), la verdadera oportunidad se encuentra en construir una colaboración IA-humanos que reduzca las ineficiencias sin poner a un lado a los expertos que entienden mejor el trabajo.
Por qué la IA es más importante ahora que nunca
En los seguros P&C el tiempo es dinero, pero también lo es la precisión. Ya sea gestionando un aumento en las reclamaciones de desastres naturales, clasificando disputas de responsabilidad o manejando casos de compensación laboral, la cantidad de información involucrada se ha disparado. En el centro de todo esto están los registros médicos, y muchos de ellos.
Uno de los ejemplos más claros de colaboración impulsada por la IA en acción es la recuperación de los registros médicos. Anteriormente, este proceso requería un esfuerzo manual significativo, incluyendo la solicitud de archivos, el seguimiento con los proveedores, el escaneo de información relevante y la garantía de que los registros estuvieran completos.
Ahora, la IA puede rastrear automáticamente las solicitudes, digitalizar archivos, identificar brechas y resumir hechos médicos importantes. Eso significa una resolución de las reclamaciones más rápida, menos carga administrativa y un mejor control de los costos. Para los profesionales de las reclamaciones con exceso de trabajo o los equipos legales bajo presión para cumplir con plazos ajustados, la IA es más que una conveniencia, es una necesidad.
Esto reduce significativamente los tiempos de respuesta, asegurando que los equipos de reclamaciones y los asesores legales tengan la información necesaria para avanzar con confianza. No se trata de tomar atajos, sino de hacer más con menos fricción. Pero adoptar la IA de manera responsable no significa dejar que las máquinas dirijan el espectáculo. Significa comprender cómo combinar las fortalezas de la automatización con las fortalezas de la experiencia humana.
Logrando el equilibrio adecuado
La IA es excelente para manejar la escala. Puede clasificar miles de documentos en segundos, resumir hallazgos médicos e identificar automáticamente la información faltante. Esa velocidad puede reducir días o, en el mejor de los casos, incluso semanas, del tiempo de procesamiento de las reclamaciones. Pero la capacidad de acelerar los procesos no es lo mismo que un juicio real y legítimo.
Las reclamaciones de P&C generalmente involucran información compleja, desordenada y no estructurada. Me vienen a la mente notas médicas escritas a mano, informes contradictorios o archivos PDF escaneados que no son legibles por reconocimiento óptico de caracteres (OCR). Estas no son tareas que pueden ser entregadas solo a la IA. Una máquina puede identificar una anomalía, lo cual es más que útil. Pero se necesita un humano entrenado para determinar si esa anomalía es relevante para un caso o simplemente un ruido innecesario.
Los equipos legales y los ajustadores aún necesitan interpretar el contexto, leer entre líneas y comprender cómo una lesión puede afectar el pronóstico a largo plazo de un reclamante. En un litigio, estos detalles pueden hacer o deshacer una defensa. Por eso es que la IA es útil, pero la supervisión humana es esencial para preservar la integridad de los archivos de las reclamaciones.
Empoderar a los equipos, no reemplazarlos
Las organizaciones más efectivas no están utilizando la IA para tomar el camino fácil y reducir el personal. En su lugar, la están usando para liberar a sus expertos para que hagan lo que mejor saben hacer: pensar críticamente, resolver problemas complejos y ofrecer resultados.
Al eliminar lo que es efectivamente un trabajo pesado, las empresas les dan a los profesionales más tiempo para concentrarse en tareas de mayor valor. Eso incluye evaluar los riesgos, negociar acuerdos, comunicarse con los clientes o investigar posibles fraudes.
Estas son los tipos de tareas que la IA no puede (y no debe) gestionar por sí misma.
El caso de la mejoría de las habilidades
Los profesionales de P&C deben estar capacitados para trabajar junto con la IA, comprender cómo impulsar de manera efectiva las herramientas de la IA, interpretar los resultados que reciben y saber cuándo cuestionar o escalar una visión impulsada por la IA. Esta combinación de conocimientos técnicos y experiencia en el dominio es lo que separará a los equipos preparados para el futuro del resto.
Además, a medida que la IA se integra en los flujos de trabajo cotidianos, surgen nuevas funciones que no existían hace cinco años. Estos profesionales sirven como enlaces entre la tecnología y los humanos que toman las decisiones, asegurando que los sistemas implementados sirvan a las personas que los utilizan. Esto podría implicar capacitar a los ajustadores de reclamaciones para que utilicen herramientas asistidas por la IA de manera más estratégica o equipar a los empleados con las habilidades para validar los resúmenes automatizados con fines de litigio.
Progresando con las personas y la IA
La IA aporta escala, velocidad y consistencia. Las personas aportan juicio, empatía y pensamiento crítico. Las organizaciones que alinean las funciones en evolución con las tecnologías en evolución no solo operarán de manera más eficiente, sino que construirán equipos más resistentes y preparados para el futuro. Ese es el tipo de transformación que se mantiene no solo para el próximo trimestre fiscal, sino a largo plazo.
Fuente: AI won’t replace insurance jobs, but it will transform them
